No quiero ser tu prioridad,
porque tu mayor prioridad tienes que ser tú.
Yo solo quiero ser tu lugar. Seguro que piensas en mí, cuando te apetezca hablarle a alguien de tus sueños, cuando la vida te presente desafíos y necesites mi compañía.
Cuando sientas que el mundo pesa demasiado y busques un refugio donde descansar, quiero ser ese santuario donde encuentres paz.
Si alguna vez no quieres hacer nada, quiero que me elijas a mí para compartir ese silencio, para respirar juntos y sentir la tranquilidad de simplemente estar.
Quiero ser la persona a la que acudes cuando tu corazón esté lleno de alegría o cuando las lágrimas deseen correr libres. Quiero ser el oído que escucha tus más profundos anhelos y los brazos que te envuelven en un abrazo que calma el alma.
Elígeme como yo te elijo a ti, no para ser tu prioridad, sino para ser tu constante, tu refugio, el lugar donde siempre puedes volver, sin preguntas, sin condiciones, solo amor y comprensión.
En la danza de la vida, quiero ser esa melodía que te acompaña, suave y constante, el susurro en el viento que te recuerda que no estás sola. Porque en este santuario, en este espacio sagrado, siempre encontrarás un lugar donde eres amada, comprendida y valorada.
