Donde se junta el mar y el cielo, he soñado llevarte alguna vez,
una de esas tardes en que el horizonte se disuelve
en un abrazo de rosa y azul,
el día se despide lento y el agua, serena como un lago,
refleja la piel suave del mar, invitándonos a descubrir su secreto.
Hasta allí, en ese rincón donde el mundo se suspende,
he imaginado llevarte en una pequeña barca,
de esas que duermen en el puerto, olvidadas por todos
menos por los que conocen el misterio que guardan.
Esas barcas, viejas amigas del viento y las olas,
son las únicas que saben cómo llegar a ese paraíso,
donde el mar y el cielo se encuentran en un beso eterno.
Alguien que conoce el lenguaje del alma me lo contó una vez,
mientras paseaba por mis pensamientos,
dejando en mi corazón el deseo insaciable
de compartir ese lugar contigo,
donde el tiempo se detiene y el silencio habla de nosotros.
No quiero ir más lejos,
solo quiero que me acompañes hasta allí,
donde se junta el mar y el cielo,
donde el amor se convierte en eterno,
y los sueños, en realidad.
