Locución, edición y guión de Victor Rodríguez.
Porque cuando te veo me da un vuelco al corazón
y me tiembla la voz y las piernas.
Porque te pasas todo el día en mi cabeza
y en la noche...
...eres la protagonista de todas las historias
que me invento antes de dormir .
Porque no hay otra cosa en este mundo que desee tanto...
...como estar contigo.
Porque con todo el amor que me has traído...
...podría llenar de felicidad mil vidas más.
Por todo eso, sé que te amo hoy...
...y que te amaré siempre.
Eres un alma hecha de instantes.
De música suave,
de cielos que se encienden al atardecer,
de miradas que curan,
y de risas que florecen sin prisa.
Prioriza lo que hace latir tu corazón...
como si en ello te fuera la vida.
Porque así es.
No viniste a este mundo a sobrevivir entre relojes y agendas.
Viniste a sentir.
A detenerte frente a un cielo naranja.
A escuchar el susurro del viento.
A vivir...
más despacio,
más consciente,
más enamorado de cada instante.
Camina lento,
abraza largo,
ríe fuerte,
y ama como si el tiempo no existiera.
Camina lento, ama profundo...
Y si este mensaje ha resonado en tu alma...
Comenta "ALMA" en los comentarios.
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donde cada día recordamos juntos, el arte de vivir despacio.
Se alza sobre una colina empinada en Granada, dominando toda la ciudad y el valle del río Darro, sobre una antigua fortaleza.
Usaron ladrillo, yeso, madera de cedro, mármol
y agua como elemento central, todo diseñado para reflejar el paraíso islámico en la tierra, las columnas y arcos no son solo bellos,
son ligeros y eficientes, el estuco tallado a mano, cubre muros
enteros con caligrafía y arabescos.
Cada rincón está vivo, en el trabajaron miles de artesanos, carpinteros, alarifes, alfareros y canteros.
Muchos vivían dentro del mismo recinto,
mientras tallaban su historia en piedra
y el agua fluía por acequias ocultas desde Sierra Nevada
en más de seis kilómetros, llegaba por gravedad, sin bombas, alimentando patios, fuentes y jardines con precisión matemática.
La Alhambra no fue solo un palacio, fue sede del poder, fortaleza y un poema arquitectónico que aún hoy, sigue fluyendo como su agua.
Todo diseñado para integrarse con el paisaje.
Sus adornos son un arte de geometría perfecta,
nada era solo decoración, todo tenía un mensaje espiritual,
lo que empezó como una ciudad defensiva
se transformó en uno de los palacios más bellos del mundo.
Hubo un día en que lo perdí todo…
la calma, la fe, las ganas.
Me sentí solo en un mundo que no entendía mi dolor.
Y aprendí a callar,
a sostenerme… como fuera.
Me rompí tantas veces…
que llegué a pensar que ya no había regreso.
Pero estaba equivocado.
Porque incluso en el abismo,
algo dentro de mí seguía vivo.
Una chispa.
Una voz bajita que me decía:
"No te rindas.
Aún estás a tiempo de volver a ti."
Y entendí que no todo lo roto se pierde.
Que también se puede reconstruir…
con los pedazos que duelen,
pero también con los que aún brillan.
Hoy, no tengo todas las respuestas.
Pero tengo algo más valioso:
la certeza de que sigo caminando…
y cada paso me lleva un poco más cerca de mí.
No estás sola. A veces, caer… es la forma más honesta de volver a empezar.
Si este mensaje resonó contigo…
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Dedica tiempo al silencio,
a meditar, a acallar el diálogo interior,
en momentos de silencio cobra conciencia de que
estás reconectandote con tu fuente de conciencia pura,
presta atención a tu vida interior, para que puedas guiarte por tu intuición antes que por interpretaciones impuestas desde fuera
sobre lo que te conviene o no te conviene.
El silencio es muy curativo, porque nos permite conectar con nuestra auténtica esencia, con lo que somos de verdad, con nuestro ser,
la sabiduría del universo está dentro de ti y sólo reconectandote
contigo mismo, puedes estar satisfecho.
Cuando no ocurre así, actúas desde el ego, desde el personaje creado por los pensamientos, entonces, se vive en un estado
de frustración permanente, debido a que satisfacer
las exigencias del ego no es tarea fácil, el ego nunca está satisfecho porque las valoraciones externas, no son siempre las deseadas.
Tú no eres tu dinero, ni tu trabajo, ni tus reconocimientos.
Tú eres algo más grande que eso y cuando lo reconoces
y conectas con ello, la visión de la vida
y la satisfacción personal cambian a mejor.
La voz del alma no grita, susurra en silencio.
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Había una vez...
un alma que vino de muy, muy lejos.
Una que traía memorias antiguas,
pero al llegar aquí, todo lo olvidó.
Olvidó su fuerza, su verdad, su luz.
Y empezó a buscar fuera…
sin saber que la respuesta siempre estuvo dentro.
Hasta que un día,
abrió un libro.
Y en cada palabra,
algo en ella empezó a recordar.
Recordó su origen,
su misión,
su belleza.
Y entendió que no estaba rota…
solo estaba dormida.
Y que había llegado el momento…
de volver a sí misma.
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