EL EQUILIBRIO DEL AMOR PROPIO...💝

Nos están vendiendo una versión distorsionada del amor propio. Perdonad si lo que digo no es popular, pero detrás de la idea de ponernos siempre como prioridad se esconden trampas sutiles. Algunos proclaman con orgullo que debemos ser egoístas: "Primero yo, segundo yo, y tercero yo". Se glorifica la soledad, se alaba con frases como "amo mi soledad", porque está de moda, porque suena bien. Pero ¿es realmente cierto? El amor, como el agua, no puede estancarse sin corromperse. Si se estanca, huele mal, se contamina. El amor es fluido: a veces cae como lluvia, a veces nos baña, otras veces se derrama en lágrimas. Lo desperdiciamos porque creemos que nunca se agota. Refresca, congela, da vida. Pero, al igual que el agua, en exceso puede ser perjudicial. Amor propio no es morir de sed porque dimos toda nuestra agua a alguien que no tenía ni una gota para ofrecernos a cambio. Amor propio también es compartir esa agua con quienes nos importan, para no contaminarnos de vanidad e individualismo.
Es lo que nos hace decir "hasta aquí", reconocer nuestro valor, establecer límites. No estamos dispuestos a dar a otros lo que no nos hemos dado a nosotros mismos: respeto, dignidad, voz, valor. Y eso es maravilloso. Pero, ¿qué sentido tiene amarnos si eso no nos enseña a amar a otros? El amor no cierra todas las puertas, sabe cuáles abrir. La mayor trampa del amor es creernos que siempre estamos mejor solos. Bendita sea la soledad que nos obliga a escucharnos, pero bendito el amor que rompe el silencio y nos devuelve el calor. ¿Cómo podría ser mejor la soledad que la amistad o el amor?. Ninguna amistad ni amor se construye desde el egoísmo. No caigáis en la trampa de pensar que amarnos a nosotros mismos significa ser egoístas. Debemos amarnos bien para poder amar bien a los demás, para amar bonito...