Estos pequeños seres siempre esperan. A veces los ignoramos, otras los olvidamos... pero nunca se van. Siguen ahí, revoloteando, brillando en la oscuridad, recordándote que en algún lugar de tu alma existe un mundo donde todo es posible. Cuando los escuchas y los cuidas, se convierten en luz. Transforman tu vida, pintan de colores lo que parecía gris, abren puertas que ni siquiera sabías que existían. Son los guardianes de la magia, de esa parte de ti que todavía cree, que todavía sueña y se atreve a imaginar. ¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con ellos? Tus sueños siempre han estado esperando, que también creas en ellos...
