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La vida son los lugares que nos quitan la respiración

miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Qué requisitos son los más habituales para el 2015 en las ofertas de empleo?


Hoy en día para encontrar empleo ya no basta con estar en posesión de la correspondiente titulación. Los jefes de RR.HH. también se fijan en otros aspectos que marcan la diferencia.

Las 8 cualidades del perfecto candidato:

Formación

Para acceder a un puesto cualificado necesitas una titulación superior de licenciado o diplomado. Las titulaciones más valoradas son las que engloban distintas áreas, como las ingenierías industriales, químicas, etc.

Competencias

El candidato perfecto ha de reunir tres competencias indispensables: Orientación a resultados, flexibilidad y iniciativa y autonomía para el desempeño de sus funciones. Las empresas no quieren personal poco resolutivo o que viva pendiente de una autorización sino gente arriesgada con ganas de comerse el mundo.


Idiomas

Hoy en día, un trabajador no es nada si no se sabe manejar en inglés y a ser posible, en otros idiomas como el chino, francés o alemán. El mundo global necesita gente capaz de comunicarse con personas de cualquier país del mundo. Y para ello el inglés, idioma de los negocios, resulta imprescindible.

Movilidad

El trabajo fijo para toda la vida y al lado de casa, es cosa del pasado. Ahora las empresas valoran y necesitan que sus profesionales estén dispuestos a hacer la maleta las veces que sean necesarias.

Tecnología

Aunque puede no resultar tan relevante como el dominio de idiomas, a cualquier profesional actual se le presupone un manejo de herramientas informáticas, al menos a nivel de usuario. Internet, y las redes sociales están presentes en cualquier actividad comercial y profesional.

Redes sociales

El increíble ascenso de las redes sociales supone un potencial que no se puede desaprovechar. Por eso, los candidatos que estén familiarizados con este tipo de redes, en principio tienen ventaja con respecto a los que no las utilizan.

Edad

Aunque en España sigue pareciendo que a partir de los 45 estás acabado profesionalmente y tus posibilidades de encontrar un nuevo empleo en caso de despido son poco menos que nulas, la situación en otros países comienza a cambiar y la edad se cotiza como un valor añadido por la experiencia que representa.

Experiencia

La situación actual no permite muchos riesgos. Cada vez más empresas en España se decantan por trabajadores experimentados en lugar de por jóvenes promesas.

Encontrar un buen empleo es el sueño de todo trabajador. Un puesto atractivo, seguro y bien remunerado es algo que nos permite gozar de seguridad económica al tiempo que nos hace sentir realizados personal y profesionalmente.

Fuente: nuevatribuna.es
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La educación en valores: la principal asignatura de la vida

Hay que educar a los hijos y conseguir que en el equipo de trabajo se deje de decir ‘es que’ y se traduzca en ‘hay que’.

La educación en valores

Educar en valores es una misión que tenemos todos los que educamos, amamos, jugamos o interactuamos con niños, adolescentes y adultos. La educación en valores no se limita a la educación de niños, sino que es un eje transversal para el resto de nuestras vidas.

Cada vez que alguien se convierte en padre inicia su labor de educar en valores. Es el momento de responsabilizarse de la educación para minimizar el impacto de otras fuentes de influencia sobre el niño. Profesores y entrenadores también tendrán en este campo una gran responsabilidad.

No siempre coincidirán las escalas de valores que compartimos en casa con las que los niños reciben en otros ámbitos educativos. Los valores son frutos de la educación, el ambiente, las amistades o las circunstancias que nos rodean a todos.

En una familia, lo que es importante es decidir qué valores quieres para tu hijo y poder construir y cimentar vuestra escala de valores.

Crisis de valores

Estamos ante una crisis en la que padres y educadores conviven con las consecuencias nocivas de una educación sin valores.

Faltas de respeto o de disciplina, denuncias en el propio seno familiar, violencia física y verbal, acoso por las redes sociales y un largo etcétera describen una vida sin límite. Límites o ausencia de los mismos, cuyas consecuencias pueden condicionar la vida desde una edad temprana.

Debemos alejarnos de los estilos autoritarios o sobreprotectores que impiden educar con paciencia, rigor y rutina.

Los niños necesitan una misma dirección y que todos eduquemos con una base similar. La coherencia es importante para no despistar y desorientar al niño con lo que sí o con lo que no está permitido. Tenemos que tener claro qué queremos y hacia dónde vamos. Si no sabemos “el qué” no podemos practicar “el cómo”.

Acompañar y apoyar como padres a nuestros hijos en su crecimiento personal, educativo, deportivo y emocional implica la educación práctica de los valores que posibilitarán ese crecimiento.

De la misma manera que os preocupáis de que lleven los deberes hechos, de que se laven las manos antes de comer o de que se abriguen en invierno, os tenéis que preocupar diariamente de la educación en valores.

No vale con decir “tienes que ser respetuoso”. Debemos animar al niño y educarle en lo que hace mal, y reforzar todas las conductas apropiadas con el fin de que las repita. Tiene que ver, en sus figuras adultas de referencia -padres, hermanos y abuelos-, esa coherencia entre lo que se les pide a ellos y lo que hacen.

¿Cuántas veces se ha dicho que los niños son esponjas? Una forma de educar, además del ejemplo, es la lectura de cuentos sobre valores que les hagan pensar.

Es una propuesta abierta para que, con iniciativa, decidáis, según vuestras necesidades, qué valores y en qué orden se trabajan. Tenéis además que adaptarlos a la edad de cada miembro de la familia. El reto es trabajar los valores en familia.

Tipos de valores

Es importante tener en cuenta que existen:

-Valores intrapersonales, que analizan el propio comportamiento y sus consecuencias. Por ejemplo, el respeto o la perseverancia.

-Valores interpersonales, que favorecen la convivencia con los demás. Por ejemplo, ser tolerante o generoso.

-Valores ambientales, que fomentan la responsabilidad y el respeto con el entorno. Por ejemplo, la responsabilidad con conductas de reciclado, no mal usar recursos como el agua, la luz o la calefacción o no dejar residuos en la naturaleza.

12 meses, 12 valores

A partir de esta clasificación, preparad vuestra lista de valores.

Os proponemos 12 valores: uno para cada mes de este nuevo año.

Enero: Respeto
Febrero: Cooperación
Marzo: Diálogo
Abril: Humildad
Mayo: Paciencia
Junio: Sinceridad
Julio: Responsabilidad
Agosto: Tolerancia
Septiembre: Esfuerzo
Octubre: Creatividad
Noviembre: Amistad
Diciembre: Generosidad

Quedan muchos más: prudencia, justicia, igualdad, honestidad, autonomía, gratitud…

Utilizad la creatividad: podéis diseñar tablas, cartulinas, collages. Tratad de que el resultado esté a la vista para que facilite el entrenamiento del valor.

Pasos para elaborar la tabla

- Anota el valor que hay que trabajar.
- Dedica espacio a cada miembro de la familia, incluidos vosotros, los padres.
- Define el valor y pon ejemplos para que el niño lo asimile.
- Id anotando cada paso que dais en relación al valor. Apuntad los logros.
- Si queréis reforzar el trabajo, pintad o pegad recortes que ilustren cómo se ha sentido el niño cuando cumple con el valor elegido.
- Anotad el refuerzo que se da a cada miembro de la familia. Se puede hacer una lista de palabras de agradecimientos, gestos o premios conseguidos.
- Hablad en el día a día de ejemplos de personas que practican los valores. Cuéntales historias que ocurren y pregúntales cómo actuarían ellos. No en grandes sermones, porque no los escuchan.

Los padres deseamos hijos que sean personas de bien, y para ello tienes que implicarte en la educación en valores. No olvidemos que sin valores no se puede vivir ni convivir.

Alguna bibliografía de interés sobre valores

A continuación os dejamos títulos de libros que educan en valores que os pueden ayudar en vuestra labor, ésta lista está abierta a otros libros.

- Valores para la convivencia.
- Valores de oro.
- El gran libro de Cuentos con valores.
- Cuentos para educar niños felices.
- Cuentos para sentir: educar en emociones.
- Cuentos para sentir: educar en sentimientos.
- Cuentos para educar con Inteligencia emocional.


Fuente: Patricia Ramírez y Yolanda Cuevas (elportaldelhombre.com)
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Radiografía de los perfeccionistas


De todos los defectos que existen, el perfeccionismo es uno de los mejor considerados por la sociedad. 

En el ámbito laboral, por ejemplo, ser una persona que persigue la excelencia está tan bien visto que muchos candidatos, al ser entrevistados para un puesto de trabajo, suelen destacar este rasgo de personalidad como su principal área de mejora. De este modo consiguen dos objetivos: primero, ocultar sus verdaderas carencias. Y segundo, tratar de impresionar a su interlocutor.

No en vano, tener este rasgo en el carácter implica comprometerse con imprimir un sello de calidad en todo lo que se hace. La Real Academia Española define esta conducta como una “tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado”. De ahí que, en un primer momento, se relacione con productividad, eficiencia y excelencia. Pero tal como dice un refrán español, “no es oro todo lo que reluce”.
Para analizar este comportamiento, utilicemos como analogía los icebergs. Al observar uno de estos enormes pedazos de hielo, tan solo vemos la pequeña punta que sobresale por encima del agua. El grueso restante –que representa el 85%– queda por debajo, oculto. Hay que sumergirse para poderlo ver. Del mismo modo, al hablar de perfeccionismo solemos quedarnos con los atributos positivos que se encuentran en la superficie, sin vislumbrar la parte inconsciente que queda escondida.


Insuficiencia y autoexigencia

“Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”. Erich Fromm
Y entonces, ¿qué hay detrás de la búsqueda constante de perfección? ¿Por qué en muchas ocasiones esta característica del carácter suele generar insatisfacción? A los miembros de este club puede que les resulte incómodo reconocer que el motor de sus acciones es la permanente sensación de insuficiencia que sienten en su interior. De ahí que nada nunca les parece lo suficientemente perfecto.
En un nivel muy profundo e inconsciente, los perfeccionistas consideran que no está bien ser como son. Sienten que hay algo erróneo que han de corregir. No saben exactamente el qué, pero esta sensación de imperfección interna les mueve a querer cambiar y les fuerza a comprometerse con mejorar. Esencialmente porque creen que actuando de este modo, volverán a sentirse bien consigo mismos. Es entonces cuando, sin darse cuenta, crean un ideal subjetivo, que determina cómo deberían ser.

El secreto de la serenidad es aceptar cada situación tal y como es.
Para poder alcanzar la perfección deseada, desarrollan una autoexigencia feroz e implacable. Y empiezan a escuchar a un juez interno dentro de su cabeza que juzga y critica aquellas decisiones, acciones y resultados que les alejan de dicho ideal. 

Dado que su conducta se rige por medio de un imperativo moral, suelen hablar en términos de “tengo que” o “debo”. Y cómo no, este patrón de exigencia lo acaban proyectando sobre la gente con la que se relacionan.
Así, los perfeccionistas miran el mundo a través de una lupa, mediante la cual ponen el énfasis en todo aquello imperfecto que debería ser mejor de como es ahora mismo. Pongamos por ejemplo que terminan una novela llena de pasajes narrativos memorables. En vez de apreciar lo valioso que hay en ese texto, suelen criticar los cuatro errores ortográficos que han encontrado a lo largo de las más de cuatrocientas páginas que acaban de leer. Parece como si la mirada de estos adictos a la perfección estuviese entrenada para detectar fallos.

Prepotencia y frustración

“Es muy difícil ser humilde cuando se es el mejor”. Muhammad Alí
No es un rasgo que se desarrolle con los años. El gen del perfeccionismo viene de nacimiento. De ahí que muchos perfeccionistas asocien a su infancia un sentimiento de no haber sido considerados lo suficientemente buenos por sus padres. Con el paso del tiempo, interiorizan que no está bien cometer errores. Así es como desarrollan la rigidez y la inflexibilidad. Y acostumbran a creerse en posesión de la verdad, imponiendo su punto de vista entre quienes piensan de forma diferente. Una de sus máximas aspiraciones es tener la razón. Y suelen mostrarse intolerantes y prepotentes cuando se sienten inseguros, amenazados por opiniones que discrepan de las suyas.
Uno de sus mecanismos de defensa consiste en evitar trabajar en equipo. Tienden a cargar sobre sus espaldas con la responsabilidad de hacer lo que se tiene que hacer. Les cuesta muchísimo delegar en otras personas, pues no confían en nadie más que en sí mismos. ¿Cómo van a hacerlo si los demás no se esfuerzan tanto como ellos ni consiguen imprimir el nivel de calidad y excelencia que desean?
Para compensar su sensación de insuficiencia tienen que aparentar ser perfectos a los ojos de la gente. De ahí que suelan ser muy susceptibles. Tienden a irritarse con facilidad cuando se sienten criticados. No soportan que nadie les diga cómo tienen que hacer las cosas. Sin embargo, esto es lo que acostumbran a decirles a las personas con las que interactúan.
Debido a la autoexigencia, rigidez y susceptibilidad que se ocultan bajo la superficie del perfeccionismo, estas personas terminan cosechando una frustración permanente. Su emoción predominante es la ira, la cual se manifiesta como una bola de fuego en el estómago cada vez que las cosas no salen como ellos esperaban. Eso sí, debido a que enfadarse no es una conducta demasiado perfecta, tienden a reprimir su ira hacia dentro. No es ninguna casualidad que entre el colectivo de perfeccionistas muchos somaticen la rabia, el estrés y la tensión en forma de dolores de cabeza, espalda y bruxismo.


Serenidad y aceptación

“No eres la charla que oyes en tu cabeza. Eres el ser que escucha esa charla”. Jiddu Krishnamurti
La clave para que el perfeccionismo no sea fuente de insatisfacción reside en el arte de cultivar la serenidad y la aceptación. Y para ello es necesario que se den cuenta de que en su interior oyen una voz que los critica por todo lo que podrían hacer mejor. También han de tomar consciencia de las consecuencias que les está reportando seguir los dictados de dicha vocecita. Comprender que ellos no son ese juez interno tan exigente, es el primer paso para recuperar el equilibrio perdido en su afán de ser perfectos.
Una práctica muy recomendable consiste en reírse de dicha vocecita cada vez que comience a resaltar lo que debería mejorarse. A la hora de concluir con alguna actividad, en vez de preguntarse si es intachable –lo cual nunca lo será a los ojos de un perfeccionista– pueden verificar si es “digna”, algo que sí está a su alcance. Más que nada porque el secreto de la serenidad consiste en aceptar cada situación tal y como es, en vez de esperar que sea como ellos quieren.
Al recuperar el contacto con la serenidad, los perfeccionistas asumen que los errores que cometen no son buenos ni malos, sino necesarios para aprender y evolucionar. También comprenden que todo es perfecto –incluidos ellos–, porque todo lo que sucede está en su proceso hacia la perfección. Que, por cierto, es invisible a los ojos. No tiene tanto que ver con los acontecimientos externos como con lo que uno siente por dentro al relacionarse consigo mismo.
En la medida que estas personas profundizan en aceptarse tal como son, comienzan a hacer lo mismo con los demás y sus circunstancias. Aceptar no es resignarse ni ser indiferente; es comprender que todo tiene su razón de ser y que de nada sirve luchar o tratar de cambiarlo. Lo paradójico es que cuando se aceptan de verdad, surge la transformación. Aparentemente nada ha cambiado. Pero al modificar su forma de mirar, cambia por completo su manera de vivir y de relacionarse. Y el único indicador fiable para saber si han conquistado dicha aceptación es la paz interior
Fuente: Borja Vilaseca – El Pais.com
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lunes, 29 de diciembre de 2014

La formación en la búsqueda de empleo

Si la crisis nos lo está poniendo tan difícil, es porque hay un exceso de demandantes de empleo en un momento en el que escasean las ofertas laborales. Tenemos mucha competencia y ello merma nuestras oportunidades.

Por este motivo, tenemos que “adornar” nuestra candidatura con elementos que nos hagan más atractivos de cara a las empresas y uno de los más importantes es sin duda la formación.

¿Por qué formarnos mientras estamos en paro?

  • Porque aumenta nuestras posibilidades laborales. Aprendemos o reforzamos conocimientos y habilidades que nos beneficiarán cuando una empresa evalúe nuestro currículum. No es ninguna novedad que “cuanta mayor formación, menos crisis”. Dicho de otro modo, las personas menos formadas son las más perjudicadas por la situación económica y el desempleo.
  • Porque llena vacíos o lagunas que no causan buena impresión. Es cierto que actualmente es muy normal encontrar a demandantes de empleo de larga duración, pero las empresas no ven con buenos ojos a los candidatos que han tenido periodos muy prolongados de inactividad. Si hemos estado 1 año y medio en paro, pero podemos explicarle al entrevistador que aprovechamos este tiempo para formarnos, será un punto muy a nuestro favor, ya que de lo contrario parecerá que hemos permanecido de brazos cruzados.
  • Porque nos enriquece y eleva nuestra autoestima. Sentiremos que estamos haciendo algo útil y beneficioso, que no sólo nos aporta nuevos conocimientos, sino que llena tiempos muertos en los que podríamos caer en el desánimo.
En algunas ocasiones, hay candidatos que no ven en la formación una posibilidad real de empleo y la descartan por completo. “Hasta ahora me ha servido siempre con lo que tengo” o “ya me formé en su momento” son algunos de los comentarios más recurrentes.

Sin embargo, hemos de ser conscientes de que los tiempos han cambiado. Ya no sirven los uniformes genéricos, sino que las empresas buscan trajes a medida. Tenemos que ser profesionales especializados y los cursos formativos, junto a la experiencia, son la mejor herramienta para acreditarlo.

Cualquier momento es bueno para formarse. Si acabas de finalizar tus estudios y estás en búsqueda de tu primer empleo, las empresas valorarán muy favorablemente que sigas teniendo interés en mejorar profesionalmente. Si has perdido tu trabajo o deseas incorporarte al mercado tras un tiempo prolongado de inactividad, la formación es muy necesaria para reengancharte a él, ya que necesitas renovarte y actualizar tus conocimientos.

El Reciclaje profesional

La formación se convierte en una aliada esencial, especialmente a partir de los 45 años. También hay muchas mujeres que desean incorporarse al mercado laboral después de muchos años inactivas, ya que su marido ha perdido el empleo y la economía doméstica necesita ayuda. En ambos casos, la formación es una alternativa muy positiva.

Si permanecemos estancado en la idea de que ya nos formamos de jóvenes y no necesitamos actualización, tal vez acabaremos siendo percibidos como profesionales obsoletos.

Son muchas las áreas en las que podemos formarnos, todo depende de hacia dónde queramos orientar nuestra carrera profesional.


Áreas formativas que pueden mejorar mucho tu currículum:
  • Internet. Hoy en día su manejo es fundamental. No hace falta ser un profesional, pero sí dominar la navegación básica por la red, los buscadores y el correo electrónico.
  • Office. Los programas Word y Excel serán requeridos en la mayoría de los trabajos administrativos. Dominarlos siempre es un grado.
  • Redes Sociales. Tener una cuenta profesional en Twitter y Linkedin y saber manejar Facebook queda fenomenal en el currículum y no es nada difícil cuando coges práctica.
  • Técnicas de marketing y ventas. En la actualidad las empresas están ampliando plantilla en áreas comerciales, para aumentar la cartera de clientes. Acreditar conocimientos específicos en este área nos será de gran ayuda para optar a este tipo de puestos.
  • Principalmente el inglés. La mayoría de los puestos no requieren bilingüismo absoluto, sino ser capaces de hacernos entender y comunicarnos. Siempre es una buena opción.
  • Oficios: carretillero, soldador, manipulador de alimentos…todos ellos nos abrirán muchas puertas en áreas de actividad muy variadas.

Si tienes perfectamente dominadas estas áreas o tu perfil es más de “directivo”, siguen existiendo muchas opciones formativas para mejorar tu candidatura: habilidades directivas, diseño gráfico, organización y calidad, gestión de equipos y un largo etcétera.

En esta web encontrarás una relación de cursos que pueden interesarte: http://www.cursosinem.es/, así como una interesante publicación anterior de multitud de cursos: Cursos de Formación

Fuente: Consultora Mª José Castellote
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Idealizar el trabajo, causa de infelicidad


¿Sientes que aunque sales temprano de la oficina y recibes formación, no eres feliz en el trabajo?.

Quizá esto sea porque estás basando tu felicidad en una expectativa equivocada. El 70% de las veces la insatisfacción se da por idealizar el empleo y el concepto de ascenso, según Jenn Lim, directora de Delivering Happiness.

La insatisfacción suele darse por la decepción que experimenta el empleado cuando su trabajo no coincide con su idea de empleo maravilloso y de éxito profesional.

Para hablar de felicidad laboral, hay que preguntarse qué aspecto de tu trabajo es vital para ti si cambiaras de empleo.

Si no sabes definir tu propósito, un ejercicio es pensar en los buenos y malos momentos en la trayectoria de trabajo. Esto representa un valor que buscarás encontrar en los futuros trabajos, detalló la psicóloga Liliana Soria, adscrita al Instituto Humanista Gestalt.


Pero es imposible pensar que la infelicidad laboral sólo es tema del empleado que “idealiza” y no sabe clarificar metas. Las empresas deben conectar con su gente, “si los valores de una y otra parte se alinean entonces hay felicidad laboral”.

A nivel mundial, 13% de los colaboradores se sienten comprometidos y felices con su trabajo, según una encuesta de Gallup entre 180 millones de trabajadores en 142 países.

¿Qué debe hacer una organización para tener equipos más contentos?

Primero, romper con el mito de que los empleados son leales porque eres la “gran empresa”. Ser más práctico y menos etéreo ayuda, ellos estarán más dispuestos si tienen un lugar en el futuro de la empresa, ejemplificó Carlos Piera, consultor corporativo en Delivering Happiness.

Las compañías deben ir por más, crear un concepto de felicidad sustentable o a largo plazo, no sólo pensar en pequeñas recompensas.

Puntos para trabajar ese concepto:

1. Crear cultura
 
Cultura es lo que diferencia a una empresa de otras respecto al trabajo con la gente, y según lo que considera valioso.

Ejemplo: ¿cómo enseñar a un empleado a perder el miedo a innovar? Hay que definir esos conceptos en un libro, como hacen las empresas con su código de familia, que les indica cómo actuar si se presentan ciertos problemas.

2. Armar buenos equipos
 
Las firmas en busca de felicidad sustentable invierten más tiempo en contratar, ven que el perfil del empleado encaje con lo que ellos consideran valioso, pero también despiden rápido, un empleado que no encaja ni cree en los valores de la empresa enrarece el clima laboral.


3. Preguntar y comunicar
 
Un fallo de las empresas es asumir que lo que decide un grupo de personas hará feliz al resto. “Pongo una cafetera, eso los tendrá contentos”, hay que tener canales de comunicación por grupos de empleados para hacer partícipes a todos.

4. Impulsar otras pasiones
 
Permitir a la gente que traiga sus aficiones al lugar de trabajo también impulsa felicidad. Si alguien ama cocinar, invítalo a dar un taller, señaló Jenn Lim.

Fuente:  Ivonne Vargas (CNNExpansion)
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domingo, 28 de diciembre de 2014

Infografía: 10 tendencias para el Mercado Laboral en 2015






Fuente: Angeles Vallejo y Alfredo vela (Ticsyformacion)
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Guía del docente para la sensibilización en favor de una educación de calidad.


El informe de seguimiento del EPT está publicado por la UNESCO ( Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
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Las 25 cualidades laborales más buscadas en LinkedIn


"¿Quiénes fueron contratados y qué están haciendo?”, para responder a esta pregunta, LinkedIn analizó más de 330 millones de perfiles para encontrar las habilidades más atractivas de los candidatos que consiguieron empleo en 2014.

El compilado en general se caracteriza porque, en su mayoría, agrupa aptitudes relacionadas con el desarrollo tecnológico como sistemas de seguridad, móviles, diseño web, ingeniería de datos y conocimientos en plataformas Mac, Linux y Unix.
El primer lugar lo ocupa la capacidad de análisis estadístico y síntesis de datos, seguida por la especialidad en sistemas de integración y programas puente que sirven para conectar diferentes bases de datos y otras aplicaciones.


Ésta es la lista completa de las habilidades que caracterizaron a los contratados en 2014.

1. Análisis estadístico y síntesis de datos

2. Integración de programas puente

3. Sistemas de manejo y almacenamiento

4. Redes e información de seguridad

5. Mercadotecnia SEO/SEM

6. Inteligencia de negocios

7. Desarrollo móvil

8. Arquitectura Web y programación

9. Diseño de algoritmos

10. Lenguaje de programación: Perl/Python/Ruby

11. Ingeniería y almacenamiento de datos

12. Manejo de campañas publicitarias

13. Sistemas Mac, Linux y Unix.

14. Diseño de interface para usuarios

15. Reclutamiento

16. Marketing Digital

17. Animación y gráficos por computadora

18. Economía

19. Desarrollo Java


20. Mercadotecnia de canal

21. Sistemas SAP ERP

22. Diseño de circuitos integrados

23. Lenguaje de programación

24. Desarrollo de juegos

25. Virtualización

Fuente: CNNExpansion
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Tres tipos de factores de riesgo y protección frente al bullying

Diversos estudios certifican una preocupante incidencia de los casos de bullying en las aulas españolas, principalmente durante los cuatro cursos de la ESO. Prácticamente uno de cada cuatro alumnos manifiesta haber sido víctima de algún episodio de violencia o de acoso escolar.
Ante esta situación, la prevención del bullying se ha convertido en un objetivo prioritario de la comunidad educativa, en general muy concienciada y preocupada ante el gran sufrimiento que puede provocar en la víctima, además de contribuir intensamente en el deterioro del clima escolar.

 
Factores de riesgo y factores de protección en el bullying
 
Para prevenir y detectar el bullying es importante tener en cuenta que existen una serie de factores de riesgo (personales, familiares, escolares, sociales, culturales, etc.) cuya presencia provoca que aumente la probabilidad de que se presenten fenómenos de violencia escolar. En el otro extremo, se encontraría los factores de protección: circunstancias que dificultan la aparición del bullying y facilitan su resolución en las etapas tempranas.
Tanto los factores de riesgo como los de protección se pueden clasificar o dividir en: factores personales, familiares y sociales.

Factores de riesgo de carácter personal


En la víctima
Existen una serie de características que pueden aumentar las probabilidades de convertirse en víctima de acoso y, sobre todo, ayudan a que la situación permanezca invisible para profesores y padres, haciendo muy complicada su resolución:
  • Rasgos físicos o culturales distintos a los de la mayoría: minorías étnicas, raciales y culturales.
  • Sufrir alguna discapacidad física o psíquica.
  • Personalidad introvertida, poco comunicativa.
En el agresor
 
Los factores relacionados con el perfil del agresor son:
  • Ausencia de empatía: incapacidad para ponerse en el lugar de las otras personas.
  • Baja autoestima: percepción negativa de sí mismo.
  • Impulsividad: falta de control de los impulsos que lleva a actuar y decir las cosas sin pensar.
  • Egocentrismo: exagerada exaltación de la propia personalidad, por lo que la persona se considera el centro de atención.
  • Fracaso escolar: bajo rendimiento en los estudios, que puede llevar al absentismo y/o abandono escolar o a la repetición de curso.
  • Consumo de alcohol y drogas.
  • Trastornos psicopatológicos: trastornos de conducta, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDH), trastorno negativista, desafiante y trastorno disocial.
  • Antecedentes familiares de violencia.
  • Asociado con estos factores, el perfil tipo del acosador sería el siguiente: persona físicamente fuerte, impulsiva, dominante, con conductas antisociales y con una ausencia total de empatía con sus víctimas.

Factores familiares


Aunque no siempre es así, a veces los acosadores imitan comportamientos y pautas aprendidos de sus padres, por lo que los entornos familiares desestructurados o con antecedentes de violencia doméstica favorecen la aparición de la figura del agresor escolar o la refuerzan.
Así mismo, un ambiente familiar excesivamente proteccionista o con escasa comunicación pueden constituir factores de riesgo para las víctimas.


Factores socio-culturales


El acoso escolar no puede considerarse un hecho aislado e independiente del entorno y los estímulos sociales.

Muchas veces se trata de manifestaciones en el aula de conductas aprendidas directamente de los comportamiento sociales o percibidas a través de los medios de comunicación. 

Estos serían los principales factores de riesgo:
  • Entorno socio económico precario.
  • Bajo nivel cultural.
  • Baja calidad de la enseñanza.
  • Alta presencia de contenidos violentos en medios de comunicación, vídeo juegos, etc.
  • Justificación social de la violencia como medio para lograr ciertos objetivos.


Factores de protección


En él ámbito estrictamente personal un correcto desarrollo de la inteligencia emocional y de la resiliencia o capacidad para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas, constituyen las principales barreras contra el bullying. 

Si además la familia se muestra comprensiva,  dialogante y colaboradora, con un alto grado de confianza y comunicación, para la víctima será mucho más fácil denunciar una situación de acoso desde el principio, lo que supone un factor clave para su rápida resolución, sin que se produzcan consecuencias irreparables.

Un contexto social normalizado, con un aceptable nivel cultural y económico y, sobre todo, que en ningún caso se utilice ni justifique la violencia es sin duda el entorno ideal para disminuir la frecuencia del bullying, al ser percibido por la mayoría como un comportamiento totalmente negativo, repudiable e intolerable, que se debe poner en conocimiento de padres y profesores ante la mínima sospecha.

Fuente: Universidad de Valencia (VIU) 
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