"Seamos la generación que acabe con las aulas desiertas, las infancias perdidas y el potencial desaprovechado. Construyamos un futuro mejor aquí y ahora". Estas palabras deMalala Yousafzai bien nos valen para saber que estamos a las puertas de un momento histórico.
En Septiembre de 2015, la comunidad internacional en la Asamblea de Naciones Unidas, revisará los Objetivos de Desarrollo del Milenio adoptados en 2000 y adoptará unos nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La Asamblea de Naciones Unidas de Septiembre de 2015 constituye una cita fundamental, porque en ella se aprobará la nueva agenda de desarrollo global para los próximos 15 años. Tal y como se deduce de la encuesta Mi Mundo 2015, de Naciones Unidas, hay un clamor por parte de la ciudadanía en todos los países del mundo para hacer de la educación la columna vertebral de la nueva Agenda de desarrollo.
La cita de Septiembre es una oportunidad por parte de la ciudadanía para demandar a la comunidad internacional el cumplimiento del derecho a la educación para todos y todas.
La cita de Septiembre es una oportunidad por parte de la ciudadanía para demandar a la comunidad internacional el cumplimiento del derecho a la educación para todos y todas.
Pero no nos vale cualquier educación. La educación por la que debemos apostar es una educación universal, para todas las personas.
Es una educación de calidad, que provee de los conocimientos y habilidades básicas, pero también de los valores y actitudes fundamentales para desenvolverse en la vida.
Es una educación equitativa, que tiene en cuenta, sobre todo, a las niñas, niños y jóvenes de grupos y colectivos excluidos: de familias empobrecidas, niñas, minorías étnicas, aquellos que viven en países afectados por conflictos armados, en situación de refugio, desplazamiento o migración, con necesidades educativas especiales, entre otros.
Es una educación inclusiva, que respeta y se adapta a las necesidades de los niños, niñas y jóvenes y que aprecia y valora la diversidad, considerándola como una riqueza. Es una educación que implica aprender a lo largo de toda la vida y es también una educación para la transformación social que promueve una ciudadanía global. En consecuencia, es una educación que no perpetúa las desigualdades sociales existentes, sino que contribuye a un mundo más justo, equitativo y sostenible.
La educación es la principal herramienta para lograr que las personas puedan salir de la pobreza y para impedir que ésta se transmita de generación en generación.
Es una educación inclusiva, que respeta y se adapta a las necesidades de los niños, niñas y jóvenes y que aprecia y valora la diversidad, considerándola como una riqueza. Es una educación que implica aprender a lo largo de toda la vida y es también una educación para la transformación social que promueve una ciudadanía global. En consecuencia, es una educación que no perpetúa las desigualdades sociales existentes, sino que contribuye a un mundo más justo, equitativo y sostenible.
La educación es la principal herramienta para lograr que las personas puedan salir de la pobreza y para impedir que ésta se transmita de generación en generación.
La educación promueve el desarrollo personal, el fortalecimiento de las capacidades, ayuda a la construcción de una ciudadanía crítica y mejora la democracia, posibilita mayores oportunidades de trabajo y de ingresos, y favorece el desarrollo económico de los países. La educación de las niñas y de las mujeres mejora las tasas de mortalidad materna e infantil, la nutrición y la educación de las familias.
En definitiva, la educación facilita el acceso a otros derechos y tiene una función decisiva en la erradicación de la desigualdad y en la promoción de sistemas justos, sostenibles e inclusivos.
Por lo tanto, seamos lo que pide Malala, seamos la generación que demanda una educación de calidad, equitativa e inclusiva, para todos y todas como la mejor estrategia para luchar contra la desigualdad y la injusticia.