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» En vez de“Echar Currículums”, ¿Sabes cómo enviar el Cv para tener éxito en la busqueda de Empleo?
La idea de “echar currículums”, como quien lanza objetos al vacío o, más apropiadamente, como quien envía correo basura o spam,
está firmemente arraigada en países en los que las características del
mercado de trabajo plantean importantes retos a quienes quieren
desarrollarse en él.
Y sin embargo, todos, desde el primero que lo
hace hasta el último que los recibe, sabemos que hablamos de una
práctica inútil, absurda, perjudicial y con cada vez menos sentido. La
gran verdad, el auténtico elefante en la habitación, es que la idea de
hacerse con una base de datos para enviar a todos sus integrantes un
sobre con un currículum y una carta de presentación idénticos resulta
cada día menos aconsejable.
No, los currículums no se “echan” como
si fueran mensajes metidos en botellas.
La probabilidad de éxito de
enviar un currículum a una base de datos sin mediar ningún tipo de
oferta de empleo o relación previa con la compañía es nula.
Si conoces
algún caso en el que alguien consiguiese trabajo así, desengáñate: no
fue el envío del currículum como tal, sino el hecho de que la empresa
tenía abierto algún proceso de selección que milagrosamente coincidió
con el perfil del candidato, algo que ocurre en escasísimas ocasiones.
El envío indiscriminado de decenas o cientos de currículums con su carta
de presentación es una práctica sencillamente absurda, que colapsa a
las compañías y que no trae nunca nada bueno. Si alguien pretende
convencerte de que “eches currículums”, no le hagas ni caso. Es un
error.
¿Qué hay que hacer en lugar de “echar currículums”? Sencillamente, pasar de la mentalidad de spammer a la de francotirador. Como reglas de oro, yo destacaría las siguientes:
- El papel es basura. Si además lo envías verjurado o de alto gramaje y a
juego con el sobre, es mucho peor: no solo gastas más dinero y matas más
arbolitos, sino que además evidencias que eres del siglo pasado, y
peor, que te has quedado en él. Si no puedes como mínimo enviar el
currículum por correo electrónico, es muy posible que no quieras
trabajar en esa compañía. El valor de un historial profesional no se
mide ni se debe medir por el peso de su soporte.
El envío de un
currículum debe empezar por haber visto o tenido noticias de una oferta
de empleo o del interés de una compañía determinada. Si no es así, debe
al menos partir de un conocimiento personal de quien lo va a recibir o
de las circunstancias de su compañía, y de la sensación de que no se
está abusando de esa relación. Si crees que estás abusando de la persona
a la que se lo envías, no se lo envíes.
El propio currículum
como tal es un soporte cada día más anticuado. Sabes perfectamente que
la empresa va a llevar a cabo toda una labor de investigación en la red
antes de llamarte: van a buscarte, a tratar de identificar si lo que
dices es cierto y si existen pruebas tangibles de tus aseveraciones. De
nada sirve que digas que eras la bomba haciendo algo, si al buscar en la
red no aparece relación alguna entre tu nombre y eso que dices que
hacías o de la empresa en la que lo hacías. Lo mejor que te puede
ocurrir es que esos enlaces a las pruebas de tu actividad sean fáciles
de encontrar, incluso porque los hayas almacenado e incluido tú mismo.
Lo óptimo es que una búsqueda en la web de tu nombre entregue
inequívocas evidencias de tus habilidades. Para algunos perfiles, es
clarísimo: nada como GitHub para probar tu habilidad como programador, como CrunchBase para demostrar tu implicación en empresas tecnológicas, o como ResearchGate
para evidenciar tu dedicación a la investigación, por poner solo
algunos ejemplos. Nada convencerá tanto a un potencial empleador de tu
capacidad para expresar tus ideas coherentemente como una página
personal en la que pueda leerlas, o como las colaboraciones que hayas
escrito para terceros. La red es tu aliado, si la dejas de lado, solo
puedes perder.
La dimensión social es fundamental. Buscarte en la red y que aparezcan tweets
tuyos con contenidos cuestionables es malo, pero no es peor que no
estar. Casi todo tiene una explicación, lo que no la tiene es la
vocación por mantenerse al margen de todo o la demostración práctica y
palpable de que no se ha entendido nada. Y todos nos divertimos, y
queremos trabajar en compañías donde la gente se divierte: si una
compañía no te selecciona porque había fotos tuyas en Facebook mientras
te divertías en una fiesta, no te conviene trabajar en ella. Pero si lo
único que aparece al buscarte son fotos tuyas completamente borracho en
infinidad de fiestas, mejor revísate el hígado.
Las relaciones
son fundamentales. No, no son “recomendaciones” ni “enchufes”, ni nada
merecedor de crítica: son personas que te conocen y están dispuestas o
bien a sugerir y apoyar tu candidatura, o a comentarte que existe un
perfil que puede coincidir bien con ella. Cultivar esas relaciones es
fundamental, y de ahí el éxito de redes como LinkedIn, Tyba y similares:
no simplemente estar conectado, sino leer lo que leen, comentar en los
foros en los que comentan, y aportar valor curando contenido sin
convertirte en un pesado. Las mejores relaciones no son las que se
tienen por ser “hijo de”, “cuñado de” o “conocido de”, al contrario:
esas obligan a demostrar que detrás de esa relación sin importancia real
más allá del parentesco o la amistad, hay algo detrás. Las mejores
relaciones son las que se tienen con aquellos que te han conocido
mientras estudiabas o trabajabas: hazlas visibles y no las descuides.
No. Hagas. Spam. Punto. A nadie le gusta, y muchos directamente lo odian. Si te sientes un spammer, es que estás haciendo algo mal. Si no cumples ni la mitad de los requisitos de un puesto, enviar un currículum a él es hacer spam,
es provocar que alguien pierda miserablemente el tiempo, salvo que
tengas razones poderosísimas y que puedas explicar rápidamente sobre por
qué, a pesar de no cumplir algunos de los requisitos, eres la mejor
opción para ese puesto (y eso ocurre en MUY pocas ocasiones). No, no
hace falta cumplir todos los requisitos, pero sí una buena parte de
ellos, sobre todo si se entienden fundamentales para el puesto. Usa tu
sentido común.
Ningún envío debe ser igual a otro, porque
siempre habrá elementos en tu historial profesional, frases de énfasis
en la carta o en el texto del correo electrónico que acompaña al fichero
adjunto que puedan ser adaptadas a la empresa o al puesto. No, no
tienes que ponerlo todo en tu currículum: es normal tener que
escoger. En esa adaptación, además de en una correcta elección de los
objetivos, está la verdadera clave.
No, enviar cientos de
currículums no va a mejorar tus opciones de encontrar un trabajo, y sí
puede que las perjudique. Déjate de “echar currículums”, envía solamente
los que de verdad sientes que tienes que enviar, cada uno con sus
buenas razones detrás, y confía en tus contactos y en tu presencia en la
red para apalancar tu búsqueda de trabajo. Lo que no sea así,
sencillamente, no funciona.
Fuente: enriquedans