A la hora de inscribirse en una oferta hay que tener cubiertos los datos realmente relevantes para la misma: los que aportan valor. Hay que ponerse en la piel del reclutador, pensar cuál puede ser el perfil que está buscando, y qué información necesita para detectarlo. Por ejemplo, para un puesto de diseñador gráfico hay que indicar los programas que se saben usar y no si se trabajó de monitor de tiempo libre en un campamento de verano.
2. Lenguaje especializado
Un buen CV debe ser claro y estar bien redactado. Pero hay que cuidar también el lenguaje que se utiliza. Hay candidatos que huyen de las palabras técnicas por miedo a que no se entienda, pero para los reclutadores es muy útil la utilización de ese tipo de palabras que vinculen con un sector concreto.
3. Conocimientos
Hay que destacar los conocimientos que se tienen, pues es uno de los aspectos imprescindibles en los que se fijan los reclutadores. Si los conocimientos coinciden con los requisitos de la empresa, aumentan las posibilidades de ser encontrado.
4. Cuidar los detalles
Ante la alta competencia de muchos puestos de trabajo, cada detalle cuenta. Hay que cuidar cada apartado del currículum, como la foto elegida o el correo electrónico elegido, pequeños detalles que pueden decir mucho.
Fuente: eleconomista