Solemos pensar que el estrés se dispara ante una amenaza. Pues no. El estrés se dispara ante la percepción de una amenaza.
No es el hecho en sí que nos afecta, sino cómo la mente lo interpreta.
Una araña puede ser un animalillo relativamente inofensivo, pero para
muchas personas, cualquier encuentro con un arácnido les pone los pelos
de punta.
El estrés puede evitarse
o moderarse si incidimos sobre la manera de percibir el potencial
estresor. Es sólo cuestión de cambiar de perspectiva. Y aquí es donde el
humor puede ser muy útil, ya que muchos tipos de humor se basan en la
transformación y deformación de la realidad.
El humor puede ayudarnos a afrontar incluso los desastres empresariales más extremos. Durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en Londres, muchas tiendas colgaban en sus escaparates carteles que decían “Open as Usual” (Abiertos como de costumbre). Cuando una bomba destruyó un edificio comercial, una tienda quedó totalmente destrozada. Sólo quedaba en pie una pared del negocio. Y fue justamente ahí donde el dueño colgó un cartel con el mensaje: “More Open Than Usual” (¡Más abierto de lo habitual!). Si conseguimos desarrollar una décima parte del sentido del humor de este empresario británico, el estrés nunca podrá con nosotros.
Una manera de cambiar de perspectiva es buscar el lado positivo de un acontecimiento en principio negativo, como éste ejercicio:
1. Elabora un listado de cinco situaciones que habitualmente te producen estrés.
2. Para
cada una de ellas, busca 5-10 razones convincentes por las que se
trata, en realidad, de una noticia espléndida, aunque sea siguiendo una
lógica un tanto estrafalaria.
3. Comienza todas las frases con una exclamación positiva tipo “afortunadamente”, “genial”, “estupendo”...
4. No
pienses demasiado, escribe lo primero que se te ocurra, y no te asustes
si se te ocurren ideas un poco absurdas –de eso se trata.
5. Por ejemplo, la impresora se vuelve loca y empieza a imprimir hojas de manera descontrolada:
• ¡Genial, tengo la impresora más potente de todo el departamento!
• ¡Qué suerte, he aumentado mi paquete de hojas para el reciclaje!
• ¡Afortunadamente, así podemos comprobar que la impresora no se atasca y funciona a prueba de bombas!
• ¡Qué pasada, debe estar desarrollando su propia personalidad! Sigue así pequeña, que juntos ganaremos el Nobel de la Ciencia...
Frases para las crisis
Hay
ciertas frases que, sin minimizar la gravedad de los acontecimientos
que se nos presentan, nos ayudan a vivirlos a través del prisma del
humor. Está bien tenerlas a mano para cuando se presenten los problemas.
Algunos ejemplos:
• En momentos de crisis: “Bueno ya sabes que la crisis de hoy es la anécdota aburrida de mañana”.
• En una época difícil: “Cómete un sapo vivo para desayunar, y nada peor te pasará en todo el día”.
• Cuando un compañero te ha metido en un buen lío: “Algún día nos reiremos de esto. Pero hoy, te mato.”
• Cuando parecía que las cosas no podían empeorar, y empeoran: “Bueno chicos, veo una luz al final del túnel... pero creo que es la del tren que viene en dirección contraria.”
• Cuando se desatan todos los infiernos de Hades y no puedes más: “¡Mantenedme alejado de las ventanas abiertas durante los próximos 10 minutos!”
Pausas para reír
Además de transformar una realidad que no nos gusta, hay otro
método que nos puede ayudar a reducir el nivel de estrés. Consiste en interrumpir la actividad laboral brevemente para tomarnos un descanso lúdico,
o aprovechar los descansos del día para introducir actividades
divertidas. De esta manera, reestablecemos el buen humor y nos
recargamos de nuevas energías para continuar. Es como un cortafuegos emocional que evita la propagación de los malos humos a toda la jornada laboral.